En el año 2004, varios investigadores del instituto de aprendizaje y ciencias del cerebro de la universidad de Washington, Estados Unidos, publicaron los resultados de un estudio sobre la notable capacidad que tienen los bebés de aprender cualquier lenguaje…¿Cual era su conclusión? “Nunca serás más inteligente en tu vida, que el día en que naces.”
Los bebés recién nacidos son asombrosos, llegan a este mundo y son capaces de ajustarse a los estímulos que reciben, todos los lenguajes del mundo se componen de unos 800 tipos diferentes de sonidos idiomaticos y cómo adultos básicamente usamos solo unos 40 sonidos, pero cuando eres bebé, puedes oír y distinguir la diferencia entre todos los sonidos.
Resulta que los bebés están programados desde que nacen para tener ciertas formas de conciencia, cuando los niños balbucean, no es un balbuceo común, si pones una grabadora en la cuna y escuchas el balbuceo, notarás que el bebé esta diciendo las mismas palabras una y otra vez, él oye sonidos aleatorios que repite hasta perfeccionarlos para hacerlos bien.
Los bebés recién nacidos tienen más de cien billones de neuronas que es el doble del cerebro adulto, básicamente, al comienzo todo el mundo es posible para los bebés, pero hoy en día no sabemos porque ciertas partes del cerebro no son accesibles para los adultos.
Ustedes podrían pensar que ya sabemos todo lo qué hay que saber sobre el cerebro, pero la verdad es que no estamos ni cerca de eso. El cerebro es el objeto más complejo del universo conocido.
Uno de los fenómenos menos explicados que existen en el cerebro, es como almacena, procesa y recupera información, cada respiro, cada experiencia, cada interacción, cada noche de sueño, cada taza de café, TODO ESO CAMBIA TU CEREBRO Y SIN EMBARGO TÚ SENTIDO DE TI MISMO PERMANECE INTACTO.
La conciencia en particular es sumamente misteriosa, los neurocientíficos aún no entienden la base neural de la conciencia y los filósofos han señalado que incluso dado el hecho de que el cerebro es una unidad de procesamiento de información muy sofisticada, no tiene sentido porque tiene que sentirse como algo que nos defina y cómo una ironía, al estudiarlo, lo hacemos desde dentro de los confines del propio cerebro.